Massa, Milei y Argentina
Columna a cargo de Karen Weisman, Profesora de Historia de UNComa
El día domingo se realizó el tan esperado, al menos por mí, debate de los candidatos a la presidencia de la Nación. Aguardaba con ansias el desarrollo del mismo, por qué, francamente, ninguno de los dos candidatos me convence.
Javier Milei con su verba exacerbada y su carácter volátil es el candidato que representa las ideas más liberales dentro del espectro político argentino. La verdad es, que, en nuestro país, el liberalismo cuándo se impuso, no obtuvo buenos resultados. Basta con remitirnos a las presidencias de Carlos Saúl Menem (1989- 1999) cuya experiencia liberal termina con el desenlace de las terribles jornadas de diciembre de 2001 y, más recientemente, la experiencia del Macrismo (2015-2019), durante cuya presidencia se produjo el cierre de numerosas fábricas (dada la desregulación de la entrada de manufacturas extranjeras) y el préstamo solicitado al Fondo Monetario Internacional, que nos endeudó nuevamente, desconociendo, los argentinos, cual fue el destino de dichos fondos.
Además, cabe destacar, el desconocimiento demostrado por el candidato liberal sobre las estructuras y el funcionamiento de diversos organismos que componen el Estado Argentino, aunque, debo admitir, mi admiración por Victoria Villarruel ya que me parece una mujer muy preparada y perspicaz.
El candidato que representa el ideario populista es Sergio Massa. Más allá de su desempeño cómo ministro de Economía en funciones, de ser un “animal político”, cómo quedó evidenciado en el desarrollo del debate, y de conocer el funcionamiento del aparato estatal, me genera desconfianza ya que ha traicionado a propios y ajenos en su afán de ocupar el “Sillón de Rivadavia”.
Entonces, me surge la pregunta ¿Cómo puedo confiar, que una vez que acceda a la presidencia, Sergio Massa, no vire hacia la derecha liberal e imponga un ajuste económico feroz?.
No olvidemos que en su juventud militó en la en la Unión de Centro Democrático, partido referencial de la derecha liberal argentina en la década de los ´80, fue Kirchnerista, anti kirchnerista y demás vericuetos ideológicos.
Soy ferviente creyente de los valores democráticos, pluralidad, respeto, tolerancia, justicia, igualdad, responsabilidad, pero, en los últimos días, me he encontrado con la dificultad de debatir ideas.
La polarización de la sociedad es tal, que ante el despliegue de argumentos sobre diversos temas las respuestas que he recibido son chicanas, frases hechas, e insultos. Creo que es necesario, dejar de lado, un poquito, nuestras pasiones y comenzar a construir una sociedad más inclusiva, tolerante y pluralista, en dónde podamos debatir ideas con argumentos válidos y, de esa manera, enfocarnos en un próximo proceso electoral en dónde la elección sea una demostración de madurez ciudadana.